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Grabado en casette

Publicado: 2010-10-31

grabadora

Desde los orígenes de la no-ficción, el grabar en casseteras las entrevistas a otros a terminado siempre en amenazas contra los escritores. Lo amenazó el náufrago entrevistado a García Márquez, lo amenazó el delincuente Perry Smith a Truman Capote. Dos escritores, de proyectos muy distintos entre sí, como Rodolfo Walsh y Manuel Puig alguna vez usaron la vieja y anticuada grabadora. 

En Radar María Moreno recuerda el uso de este aparato y cómo les sirvió a ambos para hacer algunas de sus obras

En Rodolfo Walsh y Manuel Puig había un proyecto común involuntario de hacerse soportes de voces heterogéneas, una jugada para que “El Otro” mítico dejara de ser objeto de estudio antropológico, diagnóstico psi o pintoresquismo literario y se deshiciera de la tutoría paternalista del médium letrado para montar unas ficciones de las que no se podría saber nada anterior a una práctica, tal vez, venidera.

No se trataría, claro, de casos testigo de la verdad sobre el pueblo, ni de documentos carnales del museo de la revolución, ni de campos parlantes para los especialistas (los científicos de la entrevista ignoran cuánto el otro, imaginado por ellos como inocente, puede detectar en sus preguntas presurizadas y su fashion justiciero, la lengua de un deseo caníbal), ni encuestables, ni edificantes. Tal vez, sí, autores de una fresca maldad e inutilidad como la mejor literatura, en nuevas tensiones y desafíos de una proliferación aún sin cartillas.

Leer a Walsh con Puig es seguir haciendo pintadas contra el pensamiento bipolar que sigue separando, si se permite la expresión senil, vanguardias artísticas y vanguardias políticas. ¿Acaso Puig, por entre sus archivos de estrellas y sus bordados del diálogo, no estaba hablando siempre de política? ¿No había en los disfraces conspirativos de Walsh –el profesor de inglés, el jardinero, el detective–, en sus mapas y diagramas para la reconstrucción de los hechos, un espíritu definitivamente pop? Los dos tenían un oído absoluto para una música, un estilo y unos matices que se fugaban hipnóticos por sobre la voluntad de sentido de los “subalternos”. Los dos estaban tanteando un procedimiento cuyo límite era el remilgado locutor literario que ordena desde arriba las figuras con una voz a lo Marcos Mundstock para unas “Noches cultas” a lo Telecataplum: es decir, un enemigo. ¡Panasonic al poder!


Escrito por

Iván Thays

Escritor peruano. Autor de las novelas "El viaje interior, "La disciplina de la vanidad" y "Un lugar llamado Oreja de perro".


Publicado en

Moleskine Literario

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